A veces, la vida en pareja no resulta tan amorosa y tan bonita como a una le enseñan en las películas Disney. Tienes que aprender a ceder, a amoldarte a los gustos del otro y, también, a veces, tienes que aprender a sufrir:
- A sufrir los pedetes de tu pareja.
- A sufrir que te roben el edredón por las noches.
- A sufrir el despertador de tu querido novio cuando a ti ese día no te toca madrugar.
Durante los viajes pasa lo mismo. Viajar en pareja te aporta muchas cosas buenas, pero también es inevitable tener algún rifirrafe.
Por ello, es vital recurrir a un manual de supervivencia en los viajes. Y aquí van algunos de los puntos rifirrafes más comunes:
Siempre hay uno de la pareja que es el "despistado"
Imagínate que estás en la cola del avión y te das cuenta que tu pareja tiene el DNI caducado ¿Qué haces?
- Opción A: Le quieres matar.
- Opción B: Vais corriendo a la comisaria más cercana para renovar el DNI, aún sabiendo que se te echa el tiempo encima y puedes perder el vuelo.
- Opción C: Le dejas en tierra y le dices hasta luego desde el avión.
Imagínate este otro caso que nos pasó a nosotros este verano en Roma. Verídico.
- Regi, ¿a qué hora tenemos la reserva para los Museos Vaticanos?
- A las 3 de la tarde.
- ¿Seguro?
- Sí, jolín, que me acuerdo perfectamente.
Error. La reserva no era a las 3, sino a la una de la tarde. Menos mal que el revisor era un tío muy enrollado y nos dejó pasar.
Solución:
A la hora de escoger un destino ¿quién gana?
Un estudió reveló que el 62% de las mujeres son las encargadas de organizar los viajes, frente a un 38% de los hombres. Por cierto, si tu novio o marido pertenece a este último porcentaje no le dejes escapar. Tienes en casa un auténtico partidazo.
Por contra, ya sabemos que "el que parte y reparte se lleva la mejor parte". ¿Quién de la pareja suele ser el encargado de escoger el próximo destino?
- El otro día vi en instagram que Lovely Pepa está en Honolulu, ¿podríamos ir allí este verano, verdad?
- ¿Otra vez vamos a ir de vacaciones a donde tú digas? Siempre escoges tú.
Solución: Este mismo sistema decidimos implantarlo Juanra y yo para ir al cine. Después de ver tantos truños cinematográficos, se me quitaron (literalmente) las ganas de volver al cine (también influye el precio de la entrada y las palomitas, claro). Pusimos esto en práctica y ahora soy más feliz.
Hacer algún deporte juntos y acabar tirándote de los pelos
Practicar algún deporte durante el viaje solo aporta beneficios: te diviertes con tu pareja a la vez que tonificas el culo. Hasta aquí todo perfecto.
El problema viene cuando un integrante de la pareja es el típico que sus colegas le bautizan como "el torpe del grupo". Ese típico amigo que todos tenemos, que siempre se mancha comiendo, se suele caer por la calle sin ton ni son, o que jugando al tenis su raqueta siempre tiene agujeros.
Y si no tienes ese colega en el grupo, es que eres TÚ el torpe.
En mi caso, reconozco que yo soy la inútil. Hay ciertas cosas que ya las he dado por imposible. Como es el caso de ir a esquiar juntos o hacer un descenso de piraguas. Ya lo conté en el post de las Hoces del Río Duratón que esto de hacer piragüismo casi me cuesta mi relación.
Solución:
Gustos diferentes y realmente inexplicables para el otro
Hay peculiaridades de cada uno que a veces resultan difíciles de entender por tu pareja. Por ejemplo, Juanra no entiende como a mí no me puede gustar el marisco. Lo único bueno que tiene ésto es que sentarse al lado mío en una boda es un auténtico chollazo.
Lo mismo pasa en los viajes. Hay veces que uno no entiende:
- Por qué a las mujeres nos gusta tanto la playa. La respuesta es fácil. El vuelta y vuelta en la toalla debería ser considerado un deporte olímpico.
- Por qué nos llevamos una maleta como una casa de grande para ir un fin de semana de viaje.
- Por qué durante el viaje tenemos que reservar unas horas, una tarde o tooooodo el día para ir de compras. Por cierto, te aconsejo que ese día le digas a tu pareja que lleve una batería extra para el móvil 😉 .
- O por qué tu pareja se tiraría todo el día viendo un museo, cuando a ti te aburren soberanamente.
Solución:
La orientación y el tema GPS
Cuando estás en Pernambuco y no tienes ni idea por qué camino tirar, el GPS es Dios. Lo que no entiendo es la manía que tienen algunos de usar el GPS incluso para ir de casa al trabajo. Y a mí, la voz cansina que tiene la señorita del GPS me pone de muy mala os... leche.
Otro tema peliagudo es la mala orientación que puede tener tu pareja.
- Creo que es por allí.
- Que va, el mapa (o el GPS) marca por el otro lado.
- Que no, confía en mí, es por aquí. Lo tengo claro.
¿Y dónde acabáis? Pues perdidos en algún lugar inhóspito del planeta.
Hablando de orientación, otra situación que no puede darme más vergüenza en los viajes es cuando le preguntas a alguien dónde está un lugar, y luego resulta que lo tienes al lado.
Solución:
¡Ojo! Que quede bien claro que a mí viajar en pareja me encanta, pero a veces... ejem, ejem. Ahora que me he desahogado a fondo contando mis historias, por favor, déjame un comentario y confírmame que no soy la única persona a la que la pasan estas cosas.
¡Y si te ha molado el post puedes compartirlo en tus redes sociales, guapetón!
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